Vestido con un traje de etiqueta dentro del que no acaba de sentirse cómodo, el dramaturgo va a ingresar en la Academia pronunciando un discurso titulado Silencio.
Sus oyentes son los otros académicos, con los que comparte estrado, y las personas -familiares, amigos, colegas, autoridades, desconocidos…- que han venido a acompañarlo esta tarde. Ha elegido hablar sobre el silencio en la vida y en el teatro. También viajar por silencios teatrales que resuenan en su memoria y en su cuerpo.
Igual que a los espectadores, esos silencios pueden enfrentarlo con los de su propia vida. Quizá tenga, en cada momento, la tentación de callar. Quizá el silencio, que soporta el discurso y sobre el que el discurso indaga, ponga el discurso en peligro. Quizá lo más importante sea, para quien pronuncia el discurso y para quienes lo reciben, por encima y por debajo de las palabras, escuchar juntos el silencio.